"El Arte de vivir consiste en hacer de la vida una obra de arte"

miércoles, 17 de noviembre de 2010

FUNCIÓN DEL ARTE

Libro: interpretación de la obra de arte
Carlos Ramírez Aissa

El ser de una cosa se define según aquello para lo que sirve. Naturaleza y función son correlativas; la función  es el uso principal que se hace de ella; cuando se la utiliza con fines distintos del principal, es porque se descubre en ella una función secundaria. Un timón es en un barco un instrumento de navegación; en una casa es un objeto de decoración.
 En la obra de arte participan tres elementos: el autor, la representación y el interprete o espectador. Las preguntas que nos formulamos son éstas: ¿qué le da el arte al artista? ¿qué pretende el espectador? ¿lo mismo o cosas diferentes?
El arte le da al artista la posibilidad de clarificar su sensación, su emoción y sus ideas. Se diferencia del simplemente sentimental en que éste no tiene el poder de transformar la vaguedad de su sentir en el orden de la forma. Un estado indefinido de placer y pasividad lo han sentido muchos hombres a la hora del crepúsculo. Los arboles, el cielo, las colinas, el color de la luz se combinan para producir un estado de encantamiento y dulzura.
El cuadro realizado le permite al pintor expresarse, es decir, pasar de la indiferenciación del sentimiento del universo de la comunicación, de una manera clara, hermosa y permanente.
En la forma se contiene un sentimiento que se ha hecho cuerpo y, por ello, acto de comunicación. Es apropiado que nos preguntemos si la expresión le da al artista otro privilegio de mayor valor aún: el poder de transmitir el sentimiento, de modo que pueda no solo ser conocido, sino también experimentado. Fue Tolstoi el que dijo: “el arte es una actividad humana que consiste en esto, que un hombre, conscientemente, por medio de ciertos signos externos, haga la entrega a los demás de los sentimientos en que su vida se ha movido, y que los demás se impregnen de ese sentir y también lo vivan.
Lo que el arte le da al artista es el poder de expresar su sentimiento y al interprete la posibilidad de comprenderlo. El resultado de ello es que el espectador perfecto es aquel que busca en la obra de arte no un excitador emocional sino apaciguamiento, serenidad, iluminación del ser.
Desde el punto de vista del intérprete, el arte es una forma informada por el sentimiento de un hombre, cuya función es procurar el placer superior de purgar nuestras emociones.

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